Autarquía
Como nos empobrecen los impulsos soberanistas de quienes buscan el aislamiento económico
Ghandi en su lucha por la Independencia de la India del Reino Unido basó toda su campaña entre otras cosas en la necesidad de ser autosuficiente en la India y no depender de los tejidos ingleses que habían decimado la industria textil local de la India ante los tejidos más baratos producidos en Inglaterra. El símbolo de la independencia vendría a ser una foto icónica de Mohandas Ghandi con una hiladora transformando las pelusas o fibras en hilo para hacer textiles que reemplace a los textiles ingleses. Había por supuesto otros conceptos como la resistencia no violenta ante la oposición de los británicos a la independencia de la India, pero hoy me voy a enfocar en este concepto de Ghandi hilando que venía a representar la autarquía que proponía. Todos conocemos que esta táctica política de Ghandi al final del día logró la independencia de la India, pero tuvo que pasar casi 50 años (hasta c. 1991) para que dicho país empezara a abrirse a la competencia y dejar atrás las ideas autárquicas de Ghandi que más allá de ser parte del ideario independentista sumieron en la extrema pobreza a su población al convertir dicha nación ahora independiente en un país completamente cerrado que no competía en el mercado internacional y que se rehusaba a permitir la entrada de productos que no fueran producidos en ese país.
La autarquía es la idea de que un país no necesita de otros para desarrollarse y de comerciar con otros, basta con copiar lo que otros hacen y hacerlo igual y no importa si la copia es más cara que el original o de menor calidad lo importante es ser independiente de otros que lo hacen mejor y hacerlo por uno mismo. Esto se logra mediante aranceles, o barreras de entrada paraarancelarias, es decir sin impuestos, pero con prohibiciones o regulaciones sanitarias o de regulaciones que promueven con cierto estándar la entrada de otros productos similares que vienen de afuera. La idea es que al hacerlo se promueve la industria local y por lo tanto en dicha visión se crea riqueza al producir algo que no se hacía en esa región con anterioridad.
A simple vista esto nos puede parecer adecuado, sin embargo, esconde un problema y es que muy pocas veces logra lo que se espera, la industria local que se crea bajo ese esquema comúnmente es de mala calidad, o es demasiado cara si tiene calidad aceptable o toma muchísimo tiempo en desarrollarse a un punto en el que pueda considerarse equiparable o similar al producto que se busca reemplazar. Muchas veces los industriales beneficiados por este esquema terminan enriqueciéndose al ser los únicos proveedores de dicho producto en el mercado y sabiendo que tarde o temprano perderán su privilegio o protección no participan en el mercado buscando mejorar el producto para equipararlo al que se vende en reemplazo si no que muchas veces buscan prórrogas a cualquier intento de apertura comercial a dicho producto. Muchas veces incluso levantada la protección simple y sencillamente se retiran del mercado una vez que han logrado grandes beneficios que de otra manera no hubieran sido posibles en abierta competencia.
Compárese esto con quienes son auténticos empresarios que están desde el primer momento innovando y buscando la forma de competir en el mercado buscando alternativas que hagan más barato el producto y más ventajoso para el consumidor. Este empresario por lo general busca innovaciones que lo lleven a producir lo mismo a un menor precio, con una mayor productividad por inversion u hora de trabajo y casi siempre está dispuesto a cambiar de tal forma lo que hace que muchas veces termina destruyendo su propio mercado al introducir innovaciones que no solamente eliminan la competencia y ganan cuota de mercado, sino que también terminan destruyendo sus productos originales al introducir nuevos productos que superan a los anteriores.
Más de alguno comentará o dirá, la autarquía necesita de empresarios y comerciantes que innoven también para que tenga éxito. Lamentablemente es casi imposible, si no imposible innovar si se sabe que en última instancia se está seguro de tener un buen negocio solo con mantener esa protección arancelaria o para arancelaria. La naturaleza del ser humano es así, si contamos con protección no nos gusta pelear las cosas y si no las peleamos, no las mejoramos. Solo el saber que hoy podremos disfrutar de algo y mañana no, es lo que nos impulsa a tratar de mantenernos en alerta constante para evitar dicho final. Es por esa razón que las protecciones que pueda proveer el gobierno a nuestro trabajo, a nuestros ingresos, a nuestros resultados, resultan ser tarde o temprano contraproducentes al espíritu empresarial y de búsqueda de mejoras.
La autarquía como tal se la probó en la India sin mayor resultado tal como lo mencionamos al comienzo de esta nota. Corea del Norte y su filosofía del Juche de socialismo autárquico que viene más o menos a ser lo mismo, no depender de los demás no funciona y tiene sometido a dicho país a la más absoluta miseria, más allá de su sofocante sistema político. En Hispanoamérica sufrimos del mismo dilema en los 50 y 60’s y aún hoy se sigue tratando de hacer lo mismo, grandes industrias nacionales se han creado y durante largo tiempo han gozado de todo tipo de protecciones que terminan por encarecer todo y ha llevado a los países que la implementan en la cola del desarrollo económico. Estos proteccionismos o bien fueron a nivel de país o de regiones como el Mercosur o el Pacto Andino que lejos de promover una apertura comercial universal era una apertura comercial dirigida a que ciertos países hacían ciertos productos para ser comercializados dentro de dichas áreas comerciales, más no abiertas a competir a nivel mundial. Las pocas áreas donde como región hemos de alguna manera sobresalido es porque se ha innovado en las mismas y se han lanzado a competir a nivel mundial sin esperar o buscan protecciones de ningún tipo a nivel regional o de país. Cada uno sabrá en su país que ha funcionado mejor. En el pasado he comentado sobre la industria camaronera en Ecuador, o Chile en su momento cuando se abrió al mundo al comienzo de los 80’s y hasta la década pasada brilló y estuvo cerca de sobresalir ya no como el tercer mundo si no como un país desarrollado con problemas del primer mundo, hasta que las cada vez más comunes regulaciones a la actividad privada fueron ralentizando su desarrollo y para remate las protestas de los movimientos sociales terminaron de frenar el desarrollo en ese país. Argentina lo hizo por casi 100 años desde 1851 hasta mediados del siglo XX en que el populismo y el peronismo derrumbaron lo hecho. Ahi quedó su gran ciudad Buenos Aires, su gran infraestructura y educación de su gente como vestigios de la gran civilización que fue y lo que pudo alcanzar y aunque hoy nuevamente trata de levantar cabeza, aún es pronto para ver sus resultados.
En Europa se empezó relativamente bien a partir de la finalización de la segunda guerra mundial y adoptaron modelos de desarrollo que buscaban huir de la autarquía, abrir el comercio, competir y formaron la Unión Europea, que empezó como un tratado comercial para el comercio de carbón entre sus países miembros y de ahi se fue expandiendo a otras áreas y añadiendo países miembros lo cual ayudó a su creciente prosperidad. Este modelo tuvo gran éxito, pero vemos que lamentablemente no entendieron del todo lo que les permitía desarrollarse no era la unión de estos países, si no un mercado que se abría al mundo para competir y en vez de eso sus burócratas han poco a poco convertido a dicha union en un pequeño infierno autárquico que ya no compite en el escenario global, más preocupado de establecer normas y directivas que en vez de abrir sus economías las cierran en persecución de metas comunitarias como la reducción de emisiones de carbón, rediseño de quienes hacen que, dentro del mercado común europeo en vez de dejar que eso se determine de manera automática bajo consideraciones de mercado, y por último la famosa agenda 2030 que nada tiene que ver con el desarrollo económico y mucho tiene que ver con el control cultural y comercial.
Estados Unidos no se libra de esta fiebre a favor de la autarquía y aunque hay razones de peso para combatir el creciente problema que hay con China que es autoritaria y se dedica a dirigir todo, expandirse cual imperio bajo el férreo control del partido comunista y espiar todo y a copiar todo o con una Rusia imperialista con sus campañas de desinformación y confusión permanente. Ninguno de los dos partidos o candidatos abogan por un sistema abierto al comercio y más bien debaten cual es más fuerte contra estos dos países e incluso sacan del closet viejos nacionalismos y soluciones de autarquía para enfrentar estos problemas. Los demócratas buscan autarquía cultural imponiendo ideologías extremas que no respetan la diversidad cultural o la libertad religiosa y pretenden imponer modelos culturales que están directamente en contraposición a valores de la mayoría de la población de este país o incluso de la civilización occidental y los republicanos directamente hablan de crear economías autárquicas con modelos de desarrollo industrial basados en mercados regulados y limitaciones al libre comercio.
El gran incremento y la productividad en los últimos 500 años que arrancaron con el descubrimiento de las Américas y la primera globalización que fue España e Hispanoamérica, o más aún en los últimos 100 años con la radio, la televisión, el internet, ha venido dado no por la autarquía o el aislacionismo si no por el cada vez más creciente nivel de interconexión y comercio mundial que ha habido. Tratar de limitar eso y negarnos a ver las ventajas del comercio libre solo conseguirá destruir ese desarrollo logrado y hundirnos en las tinieblas del subdesarrollo.
Ps. Por cierto, Virginia Postrel que escribió un libro sobre la cultura occidental y la historia de sus tejidos tiene un video interesantísimo sobre el tema de la autarquía en el mundo textil con la historia de los tejidos hechos en base a lácteos y la Italia de Mussolini que buscaba la autarquía y la “soberanía” italiana. Muy recomendado verlo.
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