El Tatuador de Auschwitz
La maldad y la brutalidad de los campos de concentración
Hace unos días un amigo, de paso por Washington DC, me pidió que lo acompañara al museo del Holocausto Judío pues a pesar de haber vivido en esta ciudad, hace más de una década, nunca había tenido el corazón o más bien la fortaleza para ir a ver este museo.
Este museo, de los muchos de esta ciudad, es imperdible y sobrio para tratar una de las tragedias más terribles del siglo XX, pero no es un museo para los que tienen una gran sensibilidad. Es fácil sentir pánico al estar expuesto a imágenes que son bastante fuertes, no solo por la brutalidad de estas, sino más bien al ver como personas en un principio aparentemente normales caen bajo el embrujo de psicópatas convertidos en líderes que logran convencer a mucha gente de cometer actos de absoluta locura para deshumanizar al prójimo.
Tal vez lo que causa más rechazo es saber que esto no pasó hace diez siglos, ni hace 500 años ni hace 200, sino más bien no hace mucho, a duras penas hace 90 años casi a mediados del Siglo XX en el cual nuestros padres o muchos de nosotros nacimos. La maldad y la barbarie están siempre a la vuelta de la esquina y a la vuelta de la próxima locura política vendida como el paraíso terrenal, como lo fue el Nazismo, por la supuesta superioridad de la raza. Increíblemente no es la única utopía tolerada en el siglo XX hasta nuestros días, el comunismo sigue entre nosotros a pesar de la caída del muro de Berlín y del imperio soviético. Aún existen muchos buscadores del hombre nuevo en la tierra, libre de cualquier instinto de familia, de una sociedad libre de diferencias de resultados, o de religión y/o en constante lucha de clases, de raza, religión, educación o género.
Visitar el museo fue una experiencia sobrecogedora que permite reflexionar las locuras que aún vemos bajo nuevos nombres o paradigmas, la lucha contra la vida (aborto, eutanasia), o la lucha por la supuesta igualdad de resultados, imposible de lograr pues solo se puede otorgar igualdad ante la ley más nunca de resultados o el ignorar las diferencias naturales producto de la creatividad innata del hombre por superarse y florecer humanamente.
Al final de mi recorrido por el museo y viendo los libros en español me di cuenta de que uno de los que tenían en español era sobre el Tatuador de Auschwitz escrito por Heather Morris en el 2018. La autora es Nuevo Zelandesa y cuenta la historia de Lali Sokolov que relata sus recuerdos de vida en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau como el tatuador de esos crueles números de serie que los Nazis ponían a sus prisioneros en los brazos de los prisioneros. Dicho campo de concentración fue uno de los más salvajes y grandes donde Nazis como el mismísimo Doctor Mengele se dedicaba a hacer experimentos de lo más espeluznantes.
Todos hemos sido testigos de cómo la tecnología nos escucha y nos anticipa, y al llegar a casa después de pasar la tarde en el museo, tenía frente a mí en mi lista de streaming en Peacock la nueva serie de televisión sobre el Tatuador de Auschwitz. No está demás decir que empecé a verla, y fue sumamente difícil dejar de verla y verla en poco más de tres días (seis capítulos de una hora aproximadamente).
Está claro que, aunque el tema no sea fácil de ver, la historia lo captura a uno a pesar de las escenas que pueden ser sumamente gráficas o que intuyen situaciones de violencia extrema. Quienes tengan dificultad en ver estas cosas pasarán un mal rato sobre todo por el realismo de estas situaciones. Habiendo visitado el museo, puedo decir que la serie hace un buen trabajo en reflejar muchas cosas de las que vi, aunque a decir verdad la realidad en este caso supera a la ficción y no alcanzamos a entender y apreciar del todo lo que realmente pasó.
En preparación de este comentario leí algunos comentarios que criticaban la aparente banalización del tema sobre todo con ciertas imprecisiones de Lali Sokolov que narró sus memorias ya a una edad en que los recuerdos son difusos o que la autora del libro en vez de enfocarse en brindar precisión científica de los detalles y no haber hecho una investigación más profunda de otras fuentes para contar con más detalle la brutalidad de lo vivido. La historia cuenta más bien la historia de amor y esperanza de Lali Sokolov, que conoce a una chica en el campo de concentración y de otros personajes que en mayor o menor grado intervienen a lo largo de la historia y van entreverándose en la trama compartiéndonos sus miedos y esperanzas.
A pesar de estas críticas que leí estos detalles y desviaciones con historias paralelas son elementos que le brindan algo de credibilidad a la historia. Por sobre todas las cosas el ser humano no es completamente malvado (aunque algunos sean lo más parecido al demonio) y no todos los seres humanos son ángeles perfectos con una capacidad infinita de perdonar y mostrar la otra mejilla frente al mal y al terror. Esta es una historia de guerra, y una guerra sin ninguna justificación y absolutamente denigrante que nos muestra la ambigüedad para hacer el bien y el mal en los seres humanos. Una guerra donde necesariamente habrá ganadores y perdedores y víctimas inocentes.
El tatuador de Auschwitz, aunque es una historia pesada por el tema que trata y la violencia de lo que ocurrió, es también una historia que nos muestra la resiliencia y de la capacidad del ser humano para superarse y por sobre todo florecer ante la adversidad y lo peor de la miseria humana.
En la vida moderna somos arrastrados por el flujo constante de las redes sociales y los comentarios de 140 o 280 caracteres o los videos de un minuto o dos que permanentemente asaltan nuestra corteza prefrontal en el cerebro para tenernos enganchados sin parar en las mismas redes y la gratificación inmediata de la lectura irreflexiva o investigación poco profunda que va moldeando nuestros pensamientos, pero esta una historia recomendable para ver y leer (voy a comprar y leer el libro igualmente) a pesar de ser un arte en decadencia, tal como a mi hijo le gusta decir lamentándose de la falta de lectura de las generaciones más jóvenes.
Más allá de la capacidad de leer y la crítica a las redes sociales es una historia potente que necesita ser recordada especialmente en estos tiempos de polarización, falta de empatía y propaganda sobre las guerras que estamos viviendo en Ucrania, Israel, la persecución de los cristianos y otras minorías y quien sabe dónde sea la próxima crisis que llame la atención mundial. Es imposible entender que mismo está pasando desde el negacionismo de la existencia de estados a él negacionismo de la maldad perpetrada en ataque terroristas que tratan de defender lo indefendible. Ante el mal y la maldad no hay manera de aceptar verdades subjetivas ni hay verdades a medias.
Actualmente la serie está disponible en Peacock, ignoró en que plataforma se podrá ver en Latinoamérica o si estará en otras plataformas de streaming, pero el libro ha sido traducido a muchos idiomas y más allá de las supuestas fallas que le atribuyen los críticos, vale la pena leer pausadamente, reflexionar y verla si es posible.
The Tattooist of Auschwitz - and his secret love (bbc.com) Reportaje con más información de la historia.
El Tatuador de Auschwitz by Heather Morris | Goodreads Enlace al libro en Goodreads
The Tattooist of Auschwitz | Official Trailer | Peacock Original - YouTube Trailer de la serie.