Hemos visto esta semana como Venezuela ha logrado lo impensable, probar al mundo que vive en una dictadura y que esta es incapaz de irse por sí sola. No importa cuanta evidencia muestre la oposición y cuantas actas hayan sido escaneadas y mostradas el socialismo del Siglo XXI no se irá por las buenas ni ante las evidencias.
No importa que las elecciones demostraron que el 65% de la población o más, si es que hubieran podido votar la mayoría de los venezolanos en el exilio, está en desacuerdo con seguir con un gobierno que a lo largo de 25 años (desde 1999) ha buscado implantar el socialismo del siglo XXI. No importa que los más grandes aliados del gobierno venezolano se han mostrado reacios a aceptar los resultados promulgados por el Tribunal electoral. Empezando por Chile que plantea un tibio pedido a mostrar los resultados, apoyado por Lula de Brasil, Petro de Colombia y Lopez Obrador en México a una vergonzosa y delincuencial negación de la realidad de parte de los sospechosos usuales como Cuba, y Nicaragua. En el medio quedan las abstenciones cobardes de ciertos países a ignorar lo que pasa en Venezuela, unos por temor, otros por que quien sabe qué mismo ocultan o han recibido de Venezuela durante muchos años a cambio de su silencio.
Por menos ha corrido sangre en otros partes y hay que reconocer que Venezuela y sobre todo la oposición han llevado con estoicismo y humildad este fraude que les han hecho, no solo ahora, pero a lo largo de 25 años. La gente está en las calles, han tumbado las estatuas de Chavez y han protestado de muchas maneras. Se han llevado presos a los disidentes y otros se encuentran escondidos y refugiados en embajadas. La principal líder de la oposición ha tenido una valentía que muchos no han tenido antes y la gente protesta pacíficamente y el tirano reprime violentamente. Hacen uso de sus armas de represión y la oposición las burla. Es un milagro que la guerra civil no se haya desatado en ese escenario. Al grito de no tenemos miedo la gente protesta y dice ya basta.
Y como no tener miedo, ya pasan de 2000 los detenidos y desaparecidos en pocos días. Hay el conocido caso de Freddy Superlano que aún no se lo encuentra, probablemente desaparecido en la mazmorra del helicoide. Pero como él, cientos que son menos conocidos y que pasan anónimos y que solo cometieron el error de querer un cambio para Venezuela.
Dice el dicho, no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista, y aunque tardó 70 años en caer la Union Soviética y ya van más de 65 años de Dictadura Cubana, al final del día las condiciones de vida, la represión y la falta de libertad tarde o temprano harán que la situación se vuelva insostenible y como un castillo de naipes caerá. El colapso económico de Venezuela es amplio y hoy Venezuela es el cuarto país más pobre de Hispanoamérica. No hay ningún legado económico que nos pueda dejar ese socialismo del siglo XXI. El análisis económico ya otros lo han hecho, por ejemplo, acá un buen análisis del mismo, por si alguno aún tiene dudas.
Desde afuera de Venezuela y desde la comodidad de mi situación personal me atrevo a decir que ha llegado el momento y que no hay que desfallecer y no hay que desilusionarse. Es un momento en el que la región está rechazando los gobiernos de izquierda y antidemocráticos. Tambien es el momento en que existe apoyo internacional no solo por solidaridad si no porque hay una administración americana hambrienta de un triunfo diplomático que no lo ha tenido en cuatro años (más allá del intercambio de prisioneros de la semana pasada) y que probablemente tenga un resultado adverso en las próximas elecciones, no tanto por la superioridad del candidato opositor como por la incompetencia del gobierno actual de manejar la economía y de mantener un crecimiento económico sostenible y de respetar no solo a un sector de la sociedad, pero a la totalidad de su ciudadanía, queriendo imponer teorías extrañas y separando y aupando a la sociedad a luchas identitarias. Hay en el mundo una crisis en ciernes agotado por guerras que parecen interminables (Siria, Ucrania) que tarde o temprano van a requerir tomar una posición. También hay el riesgo de que si no cambia el gobierno en Venezuela ya no estaríamos hablando de 8 millones de venezolanos exilados si no quien sabe cuántos millones más que decidan emigrar y eso no beneficia a los dos más grandes valedores de Maduro, Petro (Colombia) y Lula (Brasil), que, aunque siendo socios ideológicos de Maduro tiemblan ante la idea de tener a sus puertas una crisis humanitaria que se daría por la sensación de impotencia que desataría el mantener el statu quo.
Sin embargo, a pesar de todas estas situaciones favorables a un cambio de régimen en Venezuela, no debemos de olvidar de que poco o nada le importa al resto del mundo lo que pasa más allá de sus fronteras. Lamentablemente es así y ahi es donde tienen que entrar en razón todos en Venezuela que esto solo va a cambiar cuando el pueblo tome control y responsabilidad de su situación. Aquí entra en juego la frase que uso como título de este comentario. Usada en Hispanoamérica y presente en cada revolución o revuelta o crisis que ocurre en un país encierra una verdad más allá del uso trillado por grupos de izquierda. El cambio no va a venir de afuera, solo va a venir de adentro como nos lo recuerda María Corina Machado en su carta abierta a las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela, el deseo de cambio es evidente y las Fuerzas Armadas tienen que responder a ese llamado a obedecer esa voluntad popular mostrada en las urnas.
Antiguamente se creía que el gobierno venía dado por la voluntad de Dios y de la voluntad de Dios se pasaba a los elegidos para gobernar que eran los incuestionados gobernantes por herencia divina, el llamado derecho divino de los reyes que lo heredaban. Eso cambia en la edad media y con el pensamiento escolástico y se pasa al concepto de representación, si de Dios, pero ya no entregada ciegamente al rey, este no podía gobernar de espaldas a sus súbditos pues estos tenían derechos naturales que eran más grandes que cualquier derecho divino que había heredado el gobernante. Gobernar de espaldas al pueblo justificaba en la posición de estos escolásticos el regicidio. Tan temeraria fue dicha posición que Juan de Mariana su propulsor se metió en un lio con el que era gobernante en esa época Felipe III y su primer ministro o válido el Duque de Lerma y lo hizo una persona incomoda. Se salvó en aquella ocasión pues como escribía en latín sus libros se pensó en ese momento que su posición sería poco divulgada. Sin embargo, sus escritos sirvieron de justificación para la ejecución de monarcas que gobernaron a espaldas de su pueblo en Francia (Enrique III y Enrique IV), e incluso sus escritos fueron usados para justificar la revolución francesa casi 200 años más tarde. Pero no solo tuvo problemas legales por hablar del regicidio, más adelante escribió en contra de la inflación que producen los gobernantes al manipular la moneda y esto si le trajo juicios y a pasar en la carcel cerca de año y medio. Tuvo que retractar su posición o más bien quedarse callado para que lo dejen libre. Juan de Mariana identificó las razones morales para un cambio de régimen cuando el gobernante se vuelve un tirano o se atreve a manipular la propiedad de los súbditos.
De regreso a lo que pasa en Venezuela, tenemos un clásico ejemplo de lo que puede pasar de no mediar cambio alguno en su situación y seguir tratando de justificar lo injustificable, que el socialismo del siglo XXI pueda seguir gobernando de espaldas a la voluntad popular y lo único que va a derivar es a que las cosas cambien de manera violenta tarde o temprano. Y ya sabemos, si cae Venezuela, muy probablemente caigan otros, por eso las posiciones ambivalentes de otros gobiernos de izquierda de la región. Así pasó con la caída del muro de Berlín, lo que empezó como una pequeña confusión sobre qué hacer para lidiar con los miles de ciudadanos que salían desesperados del infierno socialista. De repente como castillo de naipes fue la caída de sus vecinos socialistas que no tuvieron más que rendirse a la realidad de que nadie quería vivir en dicho paraíso socialista pues más allá de la retórica económica del socialismo la realidad se imponía. Tal vez si los políticos contemporáneos fueran un poco más inteligentes y supieran aprovechar el momento histórico que viven deberían de repetir la famosa frase de Ronald Reagan, parafraseada “Señor Maduro, si usted quiere prosperidad para su pueblo rompa este muro y lárguese a su casa”.
La diplomacia es muy bonita pero hay momentos que se debe de olvidar la situación de países como Venezuela cuba y Nicaragua
Con diplomacia no se resuelven
Aquí en Perú ha habido 70 muertos producto de protestas sociales, 1550 heridos por el mismo motivo, el congreso es quien domina el pais sin respetar la constitución y ustedes no dicen nada, nada, nada. claro aqui no es dictadura. El tema de fondo de Venezuela es el interés de EEUU por el petróleo. En una semana Kamala Harris ha conseguido recaudar 350 millones de dólares para su campaña, quienes son los financistas, las petroleras no, por supuesto.....